lunes, 31 de octubre de 2022

Romanticismo


Reseña por Gabriel Quintana

Causas sociales y políticas del Romanticismo

El progreso desde finales de la Edad Media se basaba en una concepción de la economía como capitalista: separación del capital del trabajo así como la organización comercial de la producción de mercancías. Pero es a finales del siglo XVIII donde la racionalización y mecanización de la producción de mercancías entra ahora en una fase decisiva de desarrollo, en la que el pasado se liquida completamente.

El abismo entre el capital y el trabajo se hace insalvable y del poder del capital, por un lado, y la opresión y la miseria de la clase trabajadora, por otro, alcanzan un grado tal que hacen cambiar toda atmósfera de la vida de la época. Por viejos que sean los comienzos de esta evolución, a fines del siglo XVIII surge un nuevo mundo.

Comienza la “Edad Moderna”, la era de las máquinas.

Necesidades de consumo y de producción generan una despersonalización del trabajo y la concentración de la clase trabajadora en las ciudades industriales y su dependencia de los mercados laborales, aparecen condiciones más duras y formas de vida menos libres. La sociedad pierde su antigua diferenciación de clases profesionales, y la nivelación, especialmente en los estratos más bajos, es estremecedora. Artesanos, jornaleros, campesinos desposeídos y desarraigados, trabajadores hábiles e inhábiles, hombres y mujeres y niños: todos se convierten en meros peones de gran factoría que funciona mecánicamente y está reglamentada como un cuartel. La vida pierde estabilidad y continuidad; todas sus formas e instituciones se desplazan y permanecen en movimiento.

De esa forma surge como reacción a este estado de situación social, y a su expresión artística (el neoclasicismo), una corriente de pensamiento que refrescará el mundo de la política, la filosofía y el arte. Surge en Alemania, y se derramará por toda Europa y América, lo que se conocerá como Romanticismo.



Los prerrománticos y el protorromanticismo alemán

Si consideramos al siglo XIX como el siglo del Romanticismo, principalmente la primera mitad, es en siglo anterior donde observamos los primeros gritos románticos. Jean Jacques Rousseau anticipa, en su pensamiento ilustrado, algunos temas de la nueva corriente. Su pensamiento ilustrado sirve como demostración de la diversidad de posturas y, si se quiere, de ideologías aparentemente antagónicas que habitaron el Siglo de las Luces. Destacable es su postura contraria a Voltaire en la mayoría de los temas (relación particular la de estas grandes personalidades del siglo XVIII, referentes antitéticos de la Ilustración).


El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado” (Jean Jacques Rousseau, “El contrato social”)

(...) sería ofender a la vez a la naturaleza y a la razón renunciar a la libertad por cualquier precio que sea.” (Jean Jacques Rousseau, “Discurso de la desigualdad entre los hombres”)





La influencia del pensamiento rousseauniano se observa en distintos autores que imitan al ginebrino político del “Contrato social” o al narrador de “Julia, o la nueva Eloísa”.

Lo novelesco seduce las imaginaciones vivas y floridas; lo ramántico satisface sólo a las almas profundas, a la verdadera sensibilidad.” (Étienne Pivert de Senancour, “Obermann”)

El único movimiento prerromántico surge en Alemania, abarcando, aproximadamente, desde 1760 a 1785. El mismo tomó el nombre de un drama de Kingler, “Sturm und Drang” (Tormenta y pasión). Surgido como reacción a la Ilustración alemana, lanza su grito contra la razón y la preceptiva. Herder, quien fue uno de sus teóricos, divulgó las ideas de Rousseau como defensor del estado de naturaleza frente a la civilización, ensalzando a Shakespeare y a Ossián como inspiradores modelos literarios. La teoría del genio escritor toma ímpetu en el movimiento, considerándolo una especie de titán enfrentado con la misma divinidad. Estos escritores rechazan los géneros literarios y todo tipo de reglas, exaltan la libertad y espontaneidad creadora; junto al individuo, adquiere relevancia la concepción panteísta de la naturaleza . Se revalorizan las lenguas como expresión de un pueblo y la Edad Media se convierte en un punto de inspiración.

Destacaremos, además de Klingler, a Schiller y Goethe como principales figuras de este movimiento. La obra de Goethe, “Las cuitas del joven Werther” de 1774, alcanzó gran éxito y difusión por toda Europa, poniéndose de moda entre los jóvenes; encarna la rebeldía del movimiento, defiende el derecho al amor y a la muerte fuera de las normas de la sociedad. Tanto Goethe como Schiller evolucionaron hacia posturas más clásicas y rechazaron luego este movimiento, pero su influencia fue decisiva para el desarrollo del Romanticismo.


Etimología

El término “romántico” nos es muy familiar en estos días, pero debemos tener en cuenta que es una palabra nueva a finales del siglo XVIII. En una primera instancia, se utilizaba para denominar a todo aquello que se vinculaba con lo medieval, el término “roman” del francés definía a un tipo de narración, novela protagonizada por caballeros, princesas y dragones. De allí evoluciona a un adjetivo, “romantique”, que señalaba a lo soñador, lo sentimental. En Inglaterra se adopta el término convirtiéndolo en “romantic”, lo “emocionante”. Resignificaciones varias derivan en lo romántico como lo moderno en oposición a lo clásico.



La corriente romántica

Denominamos como Romanticismo a la corriente artística que sacudió Europa y América en el siglo XIX. Hablamos de corriente, y no de movimiento, ya que sus integrantes no tuvieron conciencia de pertenecer a un colectivo, con ideales o postulados definidos a los que adhirieron.  A los románticos no los vincula entre sí un manifiesto o declaración alguna y, en la mayoría de los casos, no aunaron esfuerzos hacia un fin común. En ese sentido, Julio Cortázar comparaba al Romanticismo con una constelación de estrellas, las mismas no tienen conciencia de pertenecer a un conjunto, la vinculación se dibuja desde quien observa el firmamento y no desde la posición de los astros.

El Romanticismo toma sus asuntos, y sus colores, no ya de la Antigüedad, sino de la época caballeresca de la Edad Media y del Renacimiento; literatura de leyendas y de fe, ingenua y popular, creyente y a veces mística, artística y pintoresca que quiere reanudar un pasado nacional idealizado. Los románticos son asimismo los que pasean al lector por todos los países modernos, en especial por Oriente, los que se dedican al color local y al exotismo, los que pintan de preferencia costumbres extranjeras. Estas dos formas de romanticismo externo se opone conscientemente a lo clásico grecorromano, a su arte sencillo y armonioso; buscan otras formas de lo bello, que para ellos es múltiple y diverso, y está hecho sobre todo de color local, de pintoresquismo, de la sustancia de lo imprevisto y de lo irregular.

El romanticismo interno es literario a veces, moral otras. El primero desdeña de las tradiciones, de los géneros y las reglas, imita la libertad poética y dramática del Renacimiento  y sigue inmediatamente los primeros ejemplos de los iniciadores alemanes e ingleses. El segundo es más importante. En este sentido, es romántico lo novelesco, lo apasionado, todo aquello que seduce a la imaginación antes que a la razón, cuanto desprecia las necesidades ordinarias de la vida material y social.

La literatura romántica es audaz, espontánea, personal sobre todo: en ella el autor se presenta en primer plano, con sus impresiones y sentimientos; es la literatura soñadora, lírica, mística o rebelde. Este romanticismo íntimo se opone menos que el otro a los clásicos regulares, racionalistas, mesurados y respetuosos.

De 1800 a 1850, el Romanticismo domina en Europa, muy diferente por lo demás, según los distintos países: medieval y legendario en unos casos, nacional y católico en otros, exótico y pintoresco unas veces, otras sentimental y lírico, aliado, en ciertas ocasiones, a la reacción católica y monárquica, más frecuentemente revolucionario en política y en moral, siempre emancipado de las formas clásicas.



Características de la expresión romántica

Subjetivismo

Predominio del sentimiento que se tradujo en el característico lirismo de esta corriente. Se realiza la búsqueda interior y la expresión de esa interioridad en el entorno. De allí que se busquen lugares solitarios para perderse en sus meditaciones. El ser romántico se refugió en la soledad y así también se distanció de la sociedad, acentuando su incomprensión y rechazo del mundo.

El tremendismo es el gusto por la desproporción, lo raro y lo exótico. Se mezcla el gusto por lo satánico, lo sepulcral, los crímenes horrendos, etc. Este se vincula con la grandilocuencia en la expresión de un lenguaje pomposo y brillante, pleno de hipérboles y metáforas.

Este subjetivismo exacerbado provocó lo que se denominó como 'el mal del siglo', un estado de ánimo que dominó en mayor o menor grado a todo romántico. Melancolía, nostalgia, tedio, desconsuelo, tormento.

Individualismo

Se hace un culto a la personalidad. El romanticismo es la rebelión del individuo contra la masificación social. El “yo” se impone como máxima expresión de esa personalidad y esa búsqueda, a punto tal que todo lo exterior es mera representación del yo, su proyección.

Libertad

El Romanticismo rechaza todo lo que sea regla preestablecida al momento de crear. La libertad es el gran tema y su obsesión, tema conceptual que se observa en las obras, y tema estructural al romper con las preceptivas artísticas de los neoclasicistas. La rebeldía está presente como forma del inconformismo, ya sea político o con respecto al arte individual.

Valor de la naturaleza

La expresión romántica tiene en la naturaleza uno de sus vehículos principales. La misma es una proyección del espíritu, un 'espejo del alma'. El sentimiento se refleja en el paisaje, lo deforma y lo convierte en su portavoz (paralelismo psicocósmico).
En algunos casos la relación con la naturaleza se transforma en una forma de panteísmo, vinculando creencia religiosa o filosófica con el entorno natural (Dios en todas las cosas).

Evasión

Al no sentirse a gusto con su época y el lugar en que le tocó vivir, busca evadirse, ya sea a través de los sueños, ya sea remontándose a un pasado idealizado o transportándose imaginariamente hacia tierras exóticas.

Imaginación

La imaginación, la intuición y el instinto son formas de conocimiento relevantes y principales para el romántico. La pasión por encima de la razón, los impulsos no racionales marcados por los sentimientos.

Bibliografía consultada:
Hist. Social de la Literatura y el Arte”, Arnold Hauser
Compendio de la historia literaria de Europa”, Paul Van Tieghem
Dicc. de términos literarios, edit. AKAL”, Victoria Ayuso






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